Sofía Herrera es licenciada en psicología clínica, actualmente trabaja en la Fundación Conciencia y fue uno de los miembros fundadores de La Colectiva Femininjas.
Se reconoce como una hija de la educación pública. Comenzó su militancia en la escuela de formación de Líderes en Crecimiento que impartía SENDAS. Uno de los talleres finales de la escuela, consistía en generar una acción con impacto en lo público, así que junto con su hermana María Augusta y compañeras como Liz Zhingri, decidieron abordar el derecho al aborto debido a que en Argentina se estaba hablando de su despenalización sin necesidad de causal, fue así como realizaron un plantón en la glorieta del parque Calderón, en apoyo al movimiento en Argentina.
“Para nosotras era increíble porque aquí, en ese entonces, ni siquiera por causal violación estaba despenalizado, nos lanzamos con miedo porque el derecho al aborto no gozaba de aprobación social, pero para nuestra sorpresa fue una convocatoria masiva, no antes vista, calculo que asistieron unas 250 a 300 personas”.
Al ver la cantidad de asistentes se dieron cuenta de que, aunque la ciudad puede ser ampliamente religiosa, también es una ciudad feminista y desde ahí se gestó el colectivo Femininjas. Su primera acción como colectiva fue debido al caso del agresor sexual Juan Andrés Vintimilla, alias «El Mangajo» quien cumple 40 años de sentencia por denuncias de abuso sexual a menores.
“El caso nos sorprendió porque la gente de las instituciones educativas sabía lo que pasaba pero como se daba en un contexto de un colegio católico y como pasaba con hijas de apellidos de renombre, se quedaban en secretos familiares, este círculo de silencio se rompió cuando la madre de una víctima se atrevió a denunciar y eso creó un efecto dominó”.
Femininjas empezó a armar un tríptico que incluía la pregunta de ¿Qué hacer si eres víctima de un mangajo?, ellas no querían señalar ni cuestionar a las sobrevivientes, querían que se sientan apoyadas. Además, usaron el arte como mecanismo de denuncia, armaron brigadas y durante la hora cívica de los colegios donde se daban estas situaciones de abuso, colocaron en las plumillas de los autos trípticos que incluían información sobre cómo acompañar a una sobreviviente sin revictimizar.
En 2019 participaron en el tradicional Pase de Niño Viajero para denunciar la violencia sexual y los femicidios. Durante ese año el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) reveló que el 79,2% de mujeres que residen en la provincia del Azuay fueron víctimas o sobrevivientes de violencia. Entre enero y noviembre de 2023 Ecuador registró 277 femicidios según la Asociación Latinoamericana para el Desarrollo Alternativo (Aldea). Entre las víctimas del año pasado 25 eran menores de edad incluyendo a una bebé menor de un año.
“Lo llamamos “El pase del niño abortero” nos enfrentamos con miedo y nos vestimos de cholas para desfilar con cruces rosadas con la leyenda “ni una menos” y con nombres de víctimas de femicidio y feminicidio, fue un acto simbólico, recibimos apoyos e insultos”.
Sofía reflexiona que la militancia es un acto de día a día que ha tenido un impacto gigante en su vida e influye en su ejercer profesional, el feminismo toca por completo su trabajo porque acompaña a sobrevivientes de violencia basada en género, apoya a niñas y mujeres de todas las edades, el feminismo cambió su la forma de entender sus relaciones interpersonales.
“El movimiento está en todo, no me puedo desprender del feminismo”.
Hasta finales del mes de diciembre trabajó en la línea de apoyo a mujeres, un servicio de la fundación María Amor. Actualmente brinda terapia de forma individual.
“La atención a víctimas de violencia de género no se considera algo primordial, el trabajo en prevención es un eje en el que cortaron del presupuesto, lograr financiar a sido una suerte de cómo entienda el gobierno de turno cómo se trabaja con las sobrevivientes, porque te piden que justifiques la necesidad de este servicio, para mí las casas de acogida deberían ser servicios esenciales”.
Para Sofía es importante llegar a parroquias rurales para dar a conocer información sobre rutas de atención a denuncias, socializar su derecho a una defensa pública y hacerles saber que no necesitan documentación para colocar una denuncia.
“Una piensa que esa información está al alcance de todes, pero es mentira”.
Recalca y comenta que muchas de las mujeres que asistieron a sus talleres acudían mediante mentiras, les decían a sus esposos que iban a una noche de bingo, porque a ellos no les interesa que ellas conozcan esa información.
“El recorte presupuestario contemplaba material educomunicacional que se entregaba de forma gratuita en casas abiertas, contemplaba transporte para llegar a comunidades, y la gestión con instituciones públicas y privadas para hablar de educación general sobre violencia basada en género”.
Menciona que hay una falta de entendimiento sobre cómo opera el círculo de violencia ya que es una etapa con fases que incluye la fase de tensión, fase de explosión de violencia o agresión y la fase de arrepentimiento o luna de miel.
“Algunos dirigentes piensan que el patrocinio legal gratuito que ofrecemos es una pérdida de dinero porque las víctimas regresan con sus parejas, pero no conocen que así opera el ciclo de violencia”.
Por eso Sofía indica que es importante trabajar en prevención, “somos un país que le encanta apagar incendios en lugar de prevenir incendios, la gente revisa la parte técnica del proyecto detrás de un escritorio pero desconocen la realidad, incluso la vicepresidenta llegó a decir que la violencia basada en género es una exageración. No estamos exagerando, no es un invento, es una realidad cruda”, añade, señalando que las casas de acogida no deberían entrar a concursos de fondos públicos porque son un servicio que no se detiene, que no puede esperar la firma de un convenio. (Consultar archivo)
“La atención no para porque siempre encontramos la forma de darla, pero es desgastante, no deberíamos estar mendigando financiamiento. El presupuesto debería ir incrementando. Es necesario que entiendan la importancia e impacto de nuestro trabajo”.
Para Sofía existe una diversidad de feminismos con los que hay que dialogar y llegar a puntos de encuentros y consensos porque aunque tienen diferentes historias responden a un objetivo común.
Más allá de que no esté de acuerdo con las declaraciones de la vicepresidenta y de reconocer que hay feminismos que no están en sintonía con la realidad de diversos sectores , está en contra del ataque masivo que se le increpa a Verónica Abad, opina que se usa a las mujeres en la política para cumplir paridad en las papeletas .
Sobre el puente Vivas Nos Queremos piensa que las intervención para hacerlo ver estéticamente atractivo borran su historia y memoria, a ella no le interesa que se vea festivo ya que es un recordatorio doloroso de la realidad de violencia que vive en el país, pero también experimenta un sentimiento ambivalente ya que, aunque pasar por el puente le cause dolor, también es un lugar en el que se siente acompañada, pues la toma del espacio fue un trabajo colectivo. Sofía estuvo acompañando a Micaela, hija de Maribel Castillo e incluso redactó un texto que señalaba que el Estado ecuatoriano no las protege, que su justicia es tardía, que cuestiona, revictimiza y no repara. (Consultar archivo)